martes, 27 de octubre de 2009

El fin


La niebla deja ver una mariposa de puntos, transparente y mínima, que se posa sobre el cristal cuajado de estrellas.
Los ojos la miran y se zambullen bajo el agua. Al emerger, uno, dos, tres puntos de luz.
El negro deja paso a la niebla y la niebla a las baldosas color crema.
Un sobresalto, una sombra, el agua derramandose. Una medusa morada absorviendo el líquido amniotico que cae por el borde. No te asustes, es tan solo una bombilla que fructuaba.
El dedo dibuja un mensaje sobre el cielo. "No dejes que me de cuenta de que has dejado de importarme" dice el cristal mientras emite un ruido extraño, un roce, un pequeño grito de agonía.
¡Que distintas son las cosas desde aquí!
El mundo se reduce a contar cuantas líneas rompen el tercer azulejo a la derecha, a dormitar bajo una capa de espuma, a borrar las marcas de las manos, esas palabras que aqui no tienen sentido (Apuntes, llamar a y un número desconocido)
El tiempo pasa porque te quedas frio y volver atrás es tan sencillo como levantar una pequeña palanca y... ¡Que caliente y limpia sale el agua!
Tu olor impregna el aire, no el champú, ni el tabaco ni el pescado frito. Eso lo dejas para el mundo de detrás de la puerta.
Aqui huele a sal, a papel, a cera. Un piano toca en tu cabeza.
Si te esfuerzas, los oyes subiendo por la escalera.
-¿Que tal está usted, madre? Bien, el niño estudiando, la niña no sé. Anda por arriba haciendo sus cosas. No, más calor que frío, ¿Y usted?
-¡Tenemos hambre!
¿Qué hora será? ¿Cuánto tiempo ha pasado? A veces los dias han sido años y otras se han simplificado, llenando los huecos de vacio con palabras preciosas y suspiros.
Ahora le pones fecha de caducidad a ese tiempo y esperas que alguien aproveche la oferta.
¡Corazón, tripas, ojos! ¡Todo al cincuenta por ciento!
Si llamas ahora te regalamos el orgullo y la pena.
El teléfono ha sonado varias veces esta tarde, pero no eras tú el que llamaba.
Se te acaba el tiempo, los minutos pasan.
Me acabo y paso.
-¿No se cena en esta casa?
Cierras los ojos. Uno, dos, tres puntos de luz
Aplastas la medusa morada con tus pies, quitas los restos de liquido sobre tu piel y bajas.
Tu pelo huele a champú, el aire a tabaco y el plato a fritanga.
-Pásame el pan.
-La jarra.
-Se va a caer, se va a caer.
-¡Te lo dije!
-No fue culpa mía.
-Está bueno.
-Sí.
-Y a ti... ¿Qué te pasa?
-Nada. Sólo estoy cansada.
Aguzo el oido esperando oir una llamada. Nada. Chist. Un susurro. ¿Lo oyes?
Es mi amor que se escapa.

3 comentarios:

Namule Rules dijo...

GRANDE.

Cc. dijo...

GRANDIOSO.

Lonely Persson dijo...

Me alegro de no haberte hecho ningún favor.