viernes, 30 de octubre de 2009

Jugando con el tiempo

Mañanas oscuras y
tardes interminables
en noches heladas.

Días que se van
semanas que llegan
y meses que pasan.

Años de retiro
de lustros descoloridos
en cada siglo roto.

Tempus fugit
fugit vita
vive vitam.

jueves, 29 de octubre de 2009

Breathe

Para crecer, es necesario aprender a tomar lo que sabemos que es bueno para nosotros, pasar por el colador más de la mitad de la información que recibimos, elegir a los que nos rodean bajo un criterio. Pero claro, en este escenario existen las máscaras y los disfraces, y siempre uno se puede sentir contrariado, engañado; has fallado en tu criba, se te ha colado un actor de dramas.

Es una actor bastante especial, se disfraza de comediante, y con una amplia sonrisa espera que le cedas el paso al interior de bastidores. Con una mano apartas la cortina, con una reverencia le permites pasar, y con un soplido... Te han arrancado la inocencia, el corazón. Te has quedado solo en el escenario. Se apagan las luces, el aire seco, caliente y estival se apodera del parqué que cubre el suelo. La tarima rechina bajo tus pies, y con la mirada buscas la luz entre bastidores.

Más silencio. Un suspiro se escapa de tu pecho, para inundar el ambiente. Intentas dar un paso, pero no puedes evitarlo. No hay nadie. El "comediante" se ha marchado. Tu bella comedia ha pasado a ser un doloroso drama. Recuerdas su máscara con especial cariño, sonríes al recordar el aire pasando entre sus cuerdas vocales, para articular dulcemente la frase: ¿Puedo pasar? Y tú le dejaste. Tú se lo permitiste.

Aspirar... Expirar... Inhalar... Exhalar... Sigues vivo; el vaho revela que sigues respirando, el aire estival es una ráfaga de frío que se llena de copos de un inocente y grácil diciembre. Un diciembre que se apaga, un diciembre que se congela... Sin embargo, de entre las sombras, algo se mueve. Una mano aparece de la nada y empieza a deslizarse hacia la derecha. Todo el paisaje se arruga. Todo es una cortina.

El "comediante", ingenioso tramoyista, sigue sonriendo. Dice que te admira, que a tu lado se siente seguro, que le das la vida, que se alegra de verte. Estás muy confundido, mi comedia debe continuar. Y, con una lágrima en los ojos, retiras la cortina, vuelves a diciembre, y te dejas poco a poco cubrir por la nieve...

Tus pulmones ya no laten. Tu corazón no sabe respirar. Lo que te daba la vida, lo que te renovaba cada día, las ilusiones de siempre pero con un mátiz distinto, todo se corrompe, todo se diseca, todo se vuelve marrón, gris y quebrado. ¿Qué vas a hacer? Si es que todo ser humano muere cuando le dejan sin un mal aire que respirar...

miércoles, 28 de octubre de 2009

Dios por Dios son cuatro

Aquella palabra tuya que cautivo

en cánticos celestes mis penas

volvió el aura de mi dicha sucia.

Tú, virgen de asfalto empañas

mi rostro de dolor obtuso y bravo,

reducido a hormigón,

metal, luz, cristal,

lenguas frías y tristes, que me tragan y engañan.

Los querubines de neón

disfrazados de diablillos en lentejuela raída,

plástico, pintura,

me agarran y atraen hacia sus cubículos oscuros.

Y yo callo, empalado en ladrillo pintado.

Miembros atenazados y muertos,

Corazón palpitante y frío.

¿Quién me clavará el definitivo puñal en el costado?

¿Me volverá el dolor y sentiré la verdad

punzante, oscura, dolorosa; pero cierta?

martes, 27 de octubre de 2009

El fin


La niebla deja ver una mariposa de puntos, transparente y mínima, que se posa sobre el cristal cuajado de estrellas.
Los ojos la miran y se zambullen bajo el agua. Al emerger, uno, dos, tres puntos de luz.
El negro deja paso a la niebla y la niebla a las baldosas color crema.
Un sobresalto, una sombra, el agua derramandose. Una medusa morada absorviendo el líquido amniotico que cae por el borde. No te asustes, es tan solo una bombilla que fructuaba.
El dedo dibuja un mensaje sobre el cielo. "No dejes que me de cuenta de que has dejado de importarme" dice el cristal mientras emite un ruido extraño, un roce, un pequeño grito de agonía.
¡Que distintas son las cosas desde aquí!
El mundo se reduce a contar cuantas líneas rompen el tercer azulejo a la derecha, a dormitar bajo una capa de espuma, a borrar las marcas de las manos, esas palabras que aqui no tienen sentido (Apuntes, llamar a y un número desconocido)
El tiempo pasa porque te quedas frio y volver atrás es tan sencillo como levantar una pequeña palanca y... ¡Que caliente y limpia sale el agua!
Tu olor impregna el aire, no el champú, ni el tabaco ni el pescado frito. Eso lo dejas para el mundo de detrás de la puerta.
Aqui huele a sal, a papel, a cera. Un piano toca en tu cabeza.
Si te esfuerzas, los oyes subiendo por la escalera.
-¿Que tal está usted, madre? Bien, el niño estudiando, la niña no sé. Anda por arriba haciendo sus cosas. No, más calor que frío, ¿Y usted?
-¡Tenemos hambre!
¿Qué hora será? ¿Cuánto tiempo ha pasado? A veces los dias han sido años y otras se han simplificado, llenando los huecos de vacio con palabras preciosas y suspiros.
Ahora le pones fecha de caducidad a ese tiempo y esperas que alguien aproveche la oferta.
¡Corazón, tripas, ojos! ¡Todo al cincuenta por ciento!
Si llamas ahora te regalamos el orgullo y la pena.
El teléfono ha sonado varias veces esta tarde, pero no eras tú el que llamaba.
Se te acaba el tiempo, los minutos pasan.
Me acabo y paso.
-¿No se cena en esta casa?
Cierras los ojos. Uno, dos, tres puntos de luz
Aplastas la medusa morada con tus pies, quitas los restos de liquido sobre tu piel y bajas.
Tu pelo huele a champú, el aire a tabaco y el plato a fritanga.
-Pásame el pan.
-La jarra.
-Se va a caer, se va a caer.
-¡Te lo dije!
-No fue culpa mía.
-Está bueno.
-Sí.
-Y a ti... ¿Qué te pasa?
-Nada. Sólo estoy cansada.
Aguzo el oido esperando oir una llamada. Nada. Chist. Un susurro. ¿Lo oyes?
Es mi amor que se escapa.

lunes, 26 de octubre de 2009

Charlotte

- Estoy perdida. ¿Eso tiene arreglo?
- No. Sí. Ya se arreglará.
Lost in Translation


La ciudad me invita
a la soledad,
no sé si es
por la ausencia de ti
o por el ruido que hacen las personas
al pasar por mi lado,
pisando fuerte
para que no pueda recordar tu voz.

Soportar
que alguna vez hubo un beso,
y que recitas, y cantas,
pero no sólo para mí.

Desgraciadamente
la distancia
no es mi mejor solución;
Prefiero apoyarme en tu hombro
y hablar,
o fumarme un cigarro
mientras noto
que no sabes qué decirme.

Porque a veces te veo
como mi Bill Murray particular
y creo que puedes salvarme,
y que yo puedo salvarte un poco.

Siempre nos quedará Tokio…
Y algo más:
Algún que otro beso
y respirarnos sin querer.

domingo, 25 de octubre de 2009

Pereza, orgullo y lujuria...

Hay algo que no me deja pensar con claridad cuando estoy contigo, que me impulsa a hacer cosas prohibidas, que me deja sin aliento y exhausta.

Hay algo que no me permite dar mi brazo a torcer, que me hace pensar que lo que yo pienso es lo que tengo que defender, que no me ayuda a comprenderte.

Hay algo que me hace dejar las cosas para el último momento, que no me permite escribir más...


Creo que se llaman pecados capitales...

viernes, 23 de octubre de 2009

La clave es la ironía

Tan antigua figura, fiel aliada de la mente inquieta,
que no se conforma con el diálogo refinado y convencional,
sino que necesita ponerle un punto de rebeldía inteligente.
Compañera inseparable del sarcasmo y la sátira,
esa que tanto utilizaba un rebelde romántico
como nuestro “pobrecito hablador”, Larra.
Arma a utilizar contra la prepotencia y superioridad
porque es idioma de sordos en un mundo de ignorancia
y la voz del mudo que se atreve a gritar alto y claro.

Ironía es su nombre para los mundanos,
pero más complicado es adaptarla culturalmente
sin caer en la tentación del absurdo y el ridículo.
Da tanto de sí la ironía como para escribir sobre ella
porque no es un recurso lingüístico cualquiera,
sino la estrella que le da vida a nuestras palabras.
Gran invento socrático por antonomasia la ironía,
presente hoy todavía y con gran fuerza colectiva,
que es capaz de hacer caer hasta las más altas torres.

Ironizadores del mundo, ¡uníos!

jueves, 22 de octubre de 2009

The moon reflected

El momento más memorable es cuando te das cuenta de que tu vida es un completo fracaso. Cuando ves que tus objetivos hasta ahora no habían servido para nada, sobre todo cuando aquello de lo que tanto tiempo te habías protegido te hiere de lleno y te posee por completo. Cuando aquello que tanto habías temido te seduce y inspira toda tu vitalidad hasta dejarte vacío, insulso, como una marioneta. Te han cortado los hilos, yaces sobre la estantería sin tener recursos para moverte.

¿Dónde estaba tu mente entonces? ¿Y tu conciencia?

Sólo existen dos clases de seres humanos: los poetas y los ensayistas.
Los poetas, eternos bebedores del vino que destila la luna, sedientos amantes del satélite nocturno, se diferencian de los ensayistas en que éstos, beben y mientras beben, escriben. Sin embargo, los ensayistas, viejos apostados al final de la barra con su inseparable vaso de whiskey, piensan, reflexionan. Cuando ven lo que hay detrás de las grandes preguntas mundanas, no están satisfechos, y beben. Beben hasta estar borrachos, beben hasta el límite.
Y para sacar el alcohol del cuerpo, es entonces ahora cuando se ponen a escribir, y vomitan las palabras.
El poeta conoce las pinceladas más maravillosas y pinta diluyendo la pintura con una lágrima. El ensayista emborrona servilletas de un bar, con manchones de tinta de una estilográfica estropeada.
Sin embargo, ambos beben. Beben porque cuando el vino les ha cegado los ojos, las estrellas titilan; beben porque cuando nadie sonrie la mona lisa lo hace; beben porque cuando todo es amargura, nacen conspiraciones de cualquier letra. Escriben, porque saben que nadie les va a leer, y esconden poco a poco trozos de su ser, en esas parrafadas, en esas estrofas, en esos versos, en ésos ensayos. Cuanto más escriban, tendrán mas pedazos suyos repartidos por el mundo, y así podrán conocer la llamada pluralidad.

Porque el arte es egoísmo, crear algo para ti y que nadie más puede entender. Podrás pintar cuadros, podrás escribir poesía, podrás tocar canciones, pero nadie sabrá nunca qué tenías en la cabeza a la hora de crear.

Y por mucho que lo expliques, nadie va a poder verlo nunca.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Wake Up And Smelling Of Strangers

Pierden la madrugada en juegos de mesa

mientras las botellas reflejan la noche, vacías.

Se apaciguan las manos, brazos y sonrisas.

Nos olvidamos del calor de las venas y huesos,

sentimos nuestro el refugio húmedo, sin huecos;

húmedo como tus labios y como el borde del vaso.

Los demás siguen en lo habitual, bebida y juego.

Pero tú te decides por lo excepcional, por las palabras.

Nos atrapamos lejos, entre juguetes y pinturas estropeadas,

esperanzados por limpiar impulsos casi voluntarios

y las letras del papel de carta rosado que olvidé haberte escrito,

que ya no huele como antes y ni sientes lo que dicen.

Y me preguntas si sé componer sonetos,

y te digo que bueno, que depende del día y del momento.

Vajilla de ámbar y ángeles mal pintados y tristes

dotan al momento de ese aire místico que soñaste.

Oscuridad plena, ciegos y visionarios del momento;

nunca pendientes de un luego más allá de la puerta.

Y sin saber nada más, todo parece acabar,

sumidos el uno en el otro, esperando a la mañana soleada.

Y llega, pero no nos suelta la luz, ni el enlatado despertador,

ni el olor del café recién disuelto ni el tabaco

que escapa sinuoso hacia la mañana de lluvia

renovando los recuerdos y aireando los secretos.

A quien importa quién esté en la ducha,

qué cuerpos desnudos recorren gotas como dardos,

hiriendo con frío, memoria. No importa ya la esponja,

ni el champú para niños ni la espuma a los pies.

Y sigues los surcos de asombro en mi frente,

y la comisura de mi labio superior, cuarteado;

persigues la curva de nuestras caderas claras, como siendo

interrogantes que encuadran preguntas ciegas,

huérfanas de respuestas hoy, anoche, mañana;

incluso aquel atardecer al salir del cine, mudos,

cuando deseamos ser por siempre amigos.

Y vuelves a calentar la pizza y los fideos,

y comemos con los coches rojos, con la lluvia y el cigarro.

Sonríes como si yo fuera espejo de todo lo admirable,

sigues el paraguas de lunares, alejándose calle abajo,

que se va como tú y como yo, imaginando tus pinceladas,

siguiéndote desesperado, suplicante y frío.

Y me pego contra ti, contra el balcón.

Supervivientes de la noche, héroes solitarios,

eso creo que somos, solos.

Doy las espalda a los silencios y a los gritos.

Y tu boca, tu olor a todo lo olvidable.

Preguntas a qué hueles.

Y te digo que las cartas y los sonetos huelen a tabaco,

la ducha sigue oliendo a tabaco,

la pizza y el café saben a tabaco.

Pero tú; tú no.

Tu hueles, sabes y sientes a todo lo demás.

martes, 20 de octubre de 2009

Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando.

Hoy, por ser mi primer dia, tenía pensado escribir algo bueno, potente, un buen comienzo, o como mínimo un texto con el que me sintiera cómoda.
De hecho, uno de los motivos por los que acepté formar parte de este blog es la oportunidad de escribir y que mis textos no se quedasen almacenados como Nuevo Texto de MicrosoftWord en la carpeta de Varios del ordenador.
Pero hay días en los que la mente se nos bloquea y no nos valen ni ganas ni buenas ideas.
No sabes qué pasa, por qué tus dedos se empeñan en mantenerse rígidos o por qué tu cerebro usa las palabras más sencillas para describir esa abstracción imposible.
Hoy no me vale ni el café, ni el ejercicio previo en un folio, ni los Beatles o Phillip Glass.
Es una sensacion desesperante el intentarlo y que no salga, que permanezca muerto.
No sé si a los que me leeis os pasa, pero yo me siento inútil cuando no puedo escribir. Nunca me pasa con otras cosas, vivo con la tranquilidad de ser inútil hasta más no poder en mil aspectos.
Pero el no poder escribir... me frustra, me duele, me levanta dolor de cabeza. Me vuelve nerviosa y neurótica.
Siento hastío y monotonía.
Todo se vuelve insoportable, y miro a la pantalla esperando a que salga algo como por arte de magia.
Hoy no es mi dia.
Si quiere leer algo bueno, vuelva usted mañana

domingo, 18 de octubre de 2009

Vivir del aire y de la poesía

(Para Belén)

No hay nada mejor

que abrazarse a un verso
cuando estamos muy tristes, muy solos,
y casi se oye de lejos la lluvia
pero todo puede ir mejor.

Leer en un poema
la palabra "amor", y sonreír.

Vivir del aire y de la poesía
hasta caer en la cuenta
de que alguien ha preguntado por nosotros
y que, efectivamente,
nos esperan con los brazos abiertos.

No hay nada mejor
que alimentarse de palabras escritas,
de llantos ajenos que nos reconfortan,
de amores platónicos
pero razonados.

Vivir del aire y de la poesía
hasta desmayarnos
por respirar demasiado fuerte.
Vivir del tiempo bohemio
y bandido
que nos hace ser quienes somos.

Leer en un poema
la palabra "amor", y sonreír.