martes, 15 de diciembre de 2009

Primero vienen los cuartos.

Dentro de 16 días el mundo cumple un año más.
Felicidades. ¿Felicidad?
En inevitable que, cuando Ramón García o Belén Esteban nos den las campanadas (Yo intentaré aferrarme a algo más tranquilizador sobre la raza humana, del estilo de mi primo de cinco años o mi abuela. Me temo que si me fijase en los seres de la tele terminaría pidiendo la colisión de un meteorito como deseo de año nuevo) pensemos en la totalidad del año. Qué hemos hecho, conseguido, conocido, aportado, nos ha jodido, nos ha hecho crecer, hemos recuperado, perdido, adelantado.
Qué ha sido ese año.
Es inevitable, ¿No? Míralo, ahí se va, escapándo por la ventana entre el jodido espumillón, los anuncios de El Corte Inglés, el turrón de Jijona y nos tacones de siete centímetros mínimos obligatorios. Es ahí, en el momento menos adecuado, rodeados de gente, de música, de botellas abriéndose, sentados en el sofá mientras nos exigen que ya que no jugamos hagamos el favor de cantar el bingo, en una esquina de una discoteca, mientras el DJ saca la colección de "Números Uno de Ahora y de Siempre" (Con el reloj de antaño como de año en año...) cuando año tras año reflexionamos sobre el sentido de nuestra existencia en los últimos 365 días.
Haciendo alarde de inteligencia hasta el último minuto.
Y prometemos, porque el que promete en Nochevieja... total, mañana no me acordaré. Ni siquiera me acuerdo de dónde está el ticket del ropero.
Así que voy a dejar de fumar, a sacarme el carnet, para Septiembre, ninguna, a dejarle las cosas claras y si no quiere puerta porque la vida son dos dias y yo lo que tengo que hacer es buscar un curro para poder independizarme ya, que ha pasado un año y estoy igual.
Mírame, rodeado de parejas liándose y borrachos, y gente matándose por llegar a la barra para amortizar en vena 50 euros de barra libre.
Que diferente soy, cómo pienso. Qué distinto lo veo, qué clarividencia, me doy cuenta de como soy y puedo remediarlo. Ellos están ahi viviendo la noche más sinsentido de su vida, saliendo por que todos salen y obligándose a disfrutar porque lo dice Gemma Mengual en el anuncio de Freixenet.
Yo lo prometo.
El año que viene, sin duda, será diferente.
Lo cambiaré, podré cambiarlo, cambiaré.
Y dejaré de fumar. Y no iré a Septiembre. Y tendré un curro. Y me iré de casa. Y conoceré a la persona de mi vida. Y me prometo, hoy, solemnemente, que voy a conseguirlo todo. Absolutamente todo lo que me proponga. Porque año nuevo, vida nueva y... ¿Felicidad?
¡Coño, las 8! Que nos quedamos sin churros!


Felicidades.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado este escrito (L)

Sarai ^^

Malena dijo...

gracias ^^
Acabo de leer tú comentario, perdón por la tardanza!