El frío zamorano
con aroma medieval,
cena de compañeros
en la hospedería real.
Más tarde por los bares
mucho ambiente y diversión,
corren por nuestras venas
la música y el alcohol.
Algunas caras conocidas,
otras por conocer,
ratos de conversación
y cervezas por beber.
Al final de la noche
regresamos al hostal
acabó el sabor a juerga
y nos fuimos a sobar.
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