lunes, 22 de marzo de 2010
Veniet dies quo te in speculo non agnoscas (Petrarca)
Uno de los mayores problemas que podemos tener es no llegar nunca a conocernos a nosotros mismos. Es curioso, porque constantemente vivimos engañando a los demás, ya sea a través de máscaras, sentimientos, problemas, que intentamos ocultar, dar la vuelta o inventarlos; pero es que además, y esto ocurre más veces de las que deberíamos, nos engañamos a nosotros mismos.
Podría poner miles de ejemplos, pues tenemos la suerte de que somos cosas hechas con mente, voz y voto, pero me parece un ejercicio inútil. Quién no se ha frustrado alguna vez por no saber qué quiere estudiar, o precisamente por saberlo pero estar condicionado a hacer otra cosa. Lo mismo puede ocurrir con cualquier decisión tonta, como hacer un viaje, comprar un coche, y ya menos tonta, "elegir" la persona con la que queremos estar... sentimentalmente hablando, claro. Todo ello me ha llevado a pensar que, en realidad, nunca terminamos de conocernos del todo. Esto puede ser bueno, porque eso significa que nunca terminaremos de sorprendernos, lo que hace más interesante tener mente, voz y voto, pero a la vez crea una serie de conflictos internos poco recomendables para el sufridor.
Sé que puedo estar orgullosa, de momento, de poder decir: sí, me gusta la poesía; el rock; el romanticismo; hablar de hombres, sufrir por ellos; el té con galletas; pasear de noche por Madrid; Andalucía; el mar; la montaña; las fotos en blanco y negro... Y, aun así, hay una cantidad de incógnitas, dilemas, que siguen dando vueltas en mi cabeza día a día, y hacen que dude sobre mí.
¿Engañarme? Espero que nunca. ¿Dudar? Espero que sí, porque con las dudas se consiguen cosas, y se cambia.
Luego, como dice Petrarca, me miraré un día en el espejo y no sólo no me reconoceré, sino que me sentiré bien en contra o no de mi verdadera voluntad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
a caso nos conoceremos cuando nos llegue la muerte?
a caso nos habremos conocido cuando nos llegue la muerte?
Como dice Bill Murray en Lost in Translation: cuanto más sabes quién eres y lo que quieres, menos te afectan las cosas.
Si tenemos suerte, ya nos habremos conocido y tendremos claro lo que queremos.
Publicar un comentario