martes, 3 de noviembre de 2009

Somos enanos a hombros de gigantes

Un dato curioso que he observado últimamente es la naturaleza egocéntrica del ser humano.
No me refiero con esto a que cada uno de nosotros seamos egoístas o solo miremos por nosotros, sino al ego del ser humano como especie, y sobre todo, como generación.
Me estoy dando cada vez más cuenta de que, cuando hablo con la gente, pocos conocen escritores, pintores, músicos, cineastas e incluso acontecimientos históricos previos a su nacimiento.
De hecho, hoy en día no dudamos en calificar a las cosas como novedosas, transgresoras, un hito en la historia del cine, la literatura, la pintura...
Por nombrar, así, que me vengan a la mente, la archiconocida triología Millenium, de la que Vargas Llosa llegó a decir que "La novela no está bien escrita (o acaso en la traducción el abuso de jerga madrileña en boca de los personajes suecos suena algo falsa) y su estructura es con frecuencia defectuosa, pero no importa nada, porque el vigor persuasivo de su argumento es tan poderoso y sus personajes tan nítidos, inesperados y hechiceros que el lector pasa por alto las deficiencias técnicas." A lo que yo solo puedo contestar un ¿? porque se me escapan los argumentos para defender esa opinión. Su "pero no importa nada" demuestra esa mediocridad con la que no solo nos conformamos, sino a la que alabamos porque... ¡Aleluya! Larsson es el nuevo Cervantes del S.XX (No le da ni para lamerle los chapines a Cervantes, permitidme la pedantería)
Que el pueblo olvide incluso aconteciemientos históricos que lo configuran, lo crean como pueblo, como nación y más importante, deberían servir de aviso para no cometer nuevos errores me parece un hecho aun más increíble a que los jóvenes y no tan jóvenes de hoy en día no me puedan decir quién era Murillo, Tirso de Molina o los hermanos Lumière.
Que la guerra de Irak no ha sido la primera, que Estados Unidos ya tuvo Vietnam (Si, hombre, la guerra de Apocalypse Now. La de Skinner el de Los Simpsons) que en España ha habido no una, sino dos Repúblicas, una Guerra Civil, una dictadura (Todo eso lo conocemos por la abuela, que ve Amar en Tiempos Revueltos y Cuéntame)
Todo esto me ha venido a la mente al ver ¿Qué fue de Baby Jane?
Y pensaréis...¿Todo esto por una película? Pues sí, todo esto por una película, por una de esas grandes peliculas que terminas de ver y te preguntas por qué narices no la reponen todos los años en lugar de las películas de la pasión en Semana Santa (Siiii, vaaaale, también es folklore, pero con una nos basta, no con diez cada dia de la Semana Santa. O que por lo menos pongan La Vida de Brian)
Por lo que somos, por lo que estamos perdiendo y por todo lo que nos queda por descubir sobre nuestro pasado.
Por esos estudios que "sólo" sirven para recrearse en un pasado inútil (Filoloqué? Historia? Arte? Música? Pero... ¿Y qué salidas tiene?
Salida... la creación de un mundo mejor, o por lo menos más consciente.
Entrada a la felicidad, que no es poco.

1 comentarios:

Pi! dijo...

Qué orteguiana está la artista =)